viernes, 15 de junio de 2012

Toxocara canis/cati





Toxocariasis (también conocida como larva migrans toxocaral, larva migrans visceral y larva migrans ocular, toxocariosis y encubierta) es una infección causada por gusanos parásitos que se encuentran en los intestinos de perros ( Toxocara canis ) y gatos ( T. cati ).Los síntomas en los seres humanos pueden ser producidos por la presencia de los gusanos de las larvas migran en las partes del cuerpo. Toxocarainfecciones pueden causar larva migrans ocular (LMO), una enfermedad ocular que se produce cuando un gusano microscópico entra en el ojo, ya que puede causar la inflamación y la formación de una cicatriz en la retina. Cada año, más de 700 personas infectadas con Toxocara experiencia permanente pérdida parcial de visión.



EPIDEMIOLOGÍA

Siempre que existen perros y gatos infectados, los huevos suponen una amenaza para las personas. El contacto con mapaches o sus heces también supone un riesgo de infección por B. procyonis. Esto afecta de forma especial a los niños, que pueden ingerir los huevos como consecuencia de su tendencia a llevarse los objetos y la tierra a la boca.






MORFOLOGÍA

Toxocara canis, Toxocara cati Baylisascáris procyonis son gusanos de tipo áscaris, parásitos naturales de los intestinos de los perros, gatos y mapaches, respectivamente. Estos microorganismos pueden infectar de forma accidental a las personas provocando cuadros conocidos como larva migratoria visceral (LMV), larva migratoria neural (LMN) y larva migratoria ocular (LMO). Cuando los ingieren las personas, los huevos de estos gusanos pueden madurar a formas larvarias, que no pueden seguir el ciclo de desarrollo normal que tienen en su anfitrión natural. Pueden penetrar en el intestino humano y alcanzar la corriente sanguínea y después emigrar en forma de larva a distintos tejidos humanos. Las especies de toxocara son más frecuente de LMV y LMO, mientras que B. procyonis se reconoce cada vez más como causa de LMN mortal. Aunque las especies de toxocara no superan la fase de larva migratoria, las larvas de B. procyonis siguen creciendo hasta alcanzar un gran tamaño en el anfitrión humano.




CICLO BIOLÓGICO


Las hembras depositan huevos sin segmentar en el intestino delgado, que salen con las heces y son extraordinariamente resistentes, pues permanecen viables desde varios meses hasta más de un año.  Las condiciones medio ambientales, especialmente la humedad, temperatura y tensión de oxígeno, influye en el desarrollo de larvas infectantes que pueden durar 2-5 semanas. La fase infectante es la Larva dos (L-II), que permanece dentro del huevo, después de la primera muda, hasta su ingestión por un hospedador. La liberación de las L-II se produce en el perro, pero también pueden intervenir hospedadores paratenicos (roedores, aves, algunos invertebrados, etc), en cuyos tejidos se encapsulan y permanecen infectantes.

Las larvas que eclosionan del huevo penetran en la mucosa del intestino delgado, pasan a la circulación sanguínea e inician una larga migración intraorgánica de tipo denominado ascaroides. A las 24-48 hrs., llegan al hígado por vía portal . Algunas quedan retenidas en el a causa de reacciones inflamatorias titulares, otras continúan hacia los pulmones a través de la circulación, pasando por las venas hepática y cava posterior, el corazón derecho y la arteria pulmonar.



Las L-II representan el estadio infectante, que tras su llegada a los pulmones, pueden seguir dos vías. La migración traqueodigestiva, que sucede generalmente en cachorros menores de 6 semanas, se inicia al atravesar los alvéolos y ascender por el árbol bronquial para ser deglutidas por las secreciones traqueobronquiales y pasar al aparato digestivo. El desarrollo continúa en el estómago y finaliza en el intestino, mudando a larva cinco (L-V), y alcanzando el estado adulto a las tres y cinco semanas posterior a la infección, con la consiguiente eliminación de huevos en las heces. En los perros de mas de seis semanas, la mayor parte de L-II que llegan a los pulmones ya no pasan a la luz alveolar, si no que continúan en la circulación y son distribuidas por el organismo (migración somática). 



Las larvas invaden los pulmones, hígado, riñones, útero, glándula mamaria, músculos esqueléticos, etc., permaneciendo acantonadas en ellos durante meses o años, sin proseguir su desarrollo. Esta migración somática, que cobra más importancia con la edad del perro, también tiene lugar cuando el hombre y otros hospedadores no habituales se infectan con T. canis. En las perras en el día 40-42 de gestación, las larvas somáticas que permanecen en reposo se activan y movilizan hacia la placenta y glándula mamaria. El mecanismo de infección en los perros por T. canis es el transplacentario y, en segundo termino en transmamario. Entre el 95.5% y el 98.5% de los ascáridos intestinales los adquieren los cachorros por vía placentaria. El estado inmunitario y hormonal determina la reactivación de las larvas tisulares, pasando en su mayor parte a través de la placenta hacia el hígado del feto. Experimentalmente se ha logrado la movilización de estas larvas empleando prolactina, hidrocortisona y oxitocina en las perras.












PATOGENIA

Proviene de las migraciones larvarias y de su localización en diferentes tejidos y órganos. Ejercen acción traumática, acompañada de la mecánica obstructiva a su paso por la pared intestinal, hígado, pulmones, con ruptura de capilares y alvéolos. Es difícil concretar la acción expoliadora, que es histófaga y sobre líquidos tisulares y lo mismo sucede en la antigénica ejercida por medio de sustancias liberadas con las mudas de las larvas, que pueden tener efectos positivos o negativo en casos de reacciones anafilácticas. Los ascáridos juveniles y adultos en su fase intestinal ocasionan también acciones mecánicas, irritativas y obstructivas, que pueden interferir el transito y la digestión normal de los alimentos. La acción expoliadora selectiva la ejercen sobre nutrientes como vitaminas, prótidos o hidratos de carbono, lo que supone competencia con el hospedador y contribuye al deterioro de su nutrición.

En infecciones débiles, las migraciones larvarias no ocasionan daños importantes en los órganos y tampoco los adultos en el intestino. Por el contrario en infecciones intensas el paso de las larvas por los pulmones se relacionan con neumonía, y en ocasiones con edemas o exceso de exudado pulmonar. En cachorros con infección prenatal intensa, la acción de la larva de T. canis a su paso por el hígado y pulmones pueden provocar muertes que suelen presentarse entre 1-3 semanas de vida. Las infecciones intestinales masivas producen enteritis catarral y, ocasionalmente, oclusión y perforación intestinal, así como la invasión de los conductos biliares y pancreáticos. (Cordero, 1999)





MANIFESTACIONES CLÍNICAS

Las manifestaciones en el ser humano se deben a la migración de las larvas a través de los tejidos. Cualquier tejido puede resultar afectado, con el consiguiente sangrado, formación de granulomas eosinófilos y necrosis. Los pacientes también pueden presentar una entidad grave dependiendo de la cantidad y la localización de las lesione producidas por las larvas y el grado de sensibilización del anfitrión frente a los antígenos larvarios.

Órganos principalmente afectados:
  • los pulmones
  • el corazón
  • el riñón
  • el hígado
  • el músculo esquelético
  • los ojos
  • sistema nervioso central 



TRATAMIENTO

Se basa en un tratamiento asintomático, ya que los agentes antiparasitarios no ofrecen ningún efecto beneficioso. Se suele administrar antihelmínticos, como albendazol, mebendazol, dietilcarbamacina o tiabendazol.





PREVENCIÓN

Esta zoonosis puede reducirse de forma espectacular si los dueños de los animales erradican  de manera consciente los gusanos de dichos animales y limpian los jardines y patios de juego  de restos fecales de sus animales. Las áreas de juego y los campos de arena donde juegan los niños deben ser cuidadosamente vigilados. No se debe permitir que los mapaches acudan a los domicilios o parques en buscas de comida y se debe desaconsejar tener a estos animales como mascotas.



VIDEO DE TOXOCARA CANIS:

  


Bibliografía

PRATS,Guillem (2006). "Microbiología Clínica". (Consultado: 18/06/12)
CABALLERO ROMERO, Raúl (2007). "Microbiología y Parasitología Humana". (Consulta:18/06/12)
MURRAY, Patrick y ROSENTHAL,Ken S (2009). "Microbiología Médica". (Consulta: 18/06/12)

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